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Star Trek: la serie original

 

Fue allá, mediados de  los años 60, cuando la nave Enterprise comenzó a surcar el espacio intergaláctico televisivo. Ésta estaba comandada por el intrépido capitán James T. Kirk, cuya misión era la de explorar todos los rincones desconocidos de la galaxia en busca de nuevas formas de vida.

 

En la tripulación de la Enterprise se encontraban tipos entrañables como el doctor Leonard “Huesos” McCoy, o el ingeniero jefe Montgomery Scott, “Scottie” para los amigos. Pero quien se llevó la palma de la popularidad fue sin duda el oficial científico Mr. Spock, el vulcaniano de orejas puntiagudas interpretado por Leonard Nimoy.

 

Ahora puede parecer difícil de creer, pero en su momento, la NBC la cadena televisiva que iba a emitir la serie, quiso quitarse de en medio a este personaje, al considerar que era “demasiado inhumano”. A decir verdad, no les faltaba razón: era humano en un cincuenta por ciento, y por parte de madre. Un buen número de espectadores tampoco mostraron demasiado apego por Mr. Spock, “un tipo de aspecto poco fiable”, según decían, e hicieron patente su desaprobación escribiendo a la cadena para exigir su inmediata supresión de la serie. Haciendo frente a todas estas presiones, Gene Roddenberry, el creador de la serie, se mostró firme en su postura de mantener al personaje, decisión que resultó ser del todo acertada, ya que el bueno de Spock fue ganándose poco a poco el respeto y la aprobación de los televidentes, hasta el punto de que con el tiempo se convertiría en el personaje más emblemático de Star Trek.

 

Antes de que la serie irrumpiera en la pequeña pantalla aquel 8 de septiembre de 1966, dos años antes se había rodado el primer episodio piloto, titulado The cage, en el que no figuraba el personaje de Kirk, sino el capitán Christopher Pike, al que daba vida Jeffrey Hunter. Este episodio, que nunca llegó a emitirse, pero cuyo material llegó a aprovecharse para un posterior episodio de la serie, no dejó nada satisfechos a los mandamases de la cadena, que rechazaron la idea de embarcarse en semejante empresa. Las razones esgrimidas fueron lo costoso que resultaría realizar un proyecto de tal envergadura, pero también encontraron que el producto podría resultar “demasiado cerebral” para el telespectador medio.

 

Este revés no amilanó a Gene Roddenberry, que consiguió convencer a los directivos de la cadena para rodar un segundo episodio piloto, con William Shatner encarnando su ya mítico personaje y sustituyendo a Jeffrey Hunter. De ritmo más vivo y eliminando todo el trascendentalismo del anterior, este episodio piloto recibió el beneplácito de la NBC, que decidió llevar a cabo el proyecto, algo de lo que sin duda se arrepentiría poco después al ver la escasa respuesta que el público mostraba ante la serie.

 

Si la primera temporada la serie no obtuvo demasiado éxito, la audiencia no mejoraría demasiado durante la segunda. Estos preocupantes datos llevaron a la NBC a tomar la decisión de cancelar Star Trek. Fue entonces cuando se dio un hecho sin precedentes hasta entonces: para sorpresa de sus directivos, las oficinas de la emisora se vieron prácticamente inundadas por las cartas enviadas por los seguidores de la serie que, un tanto indignados por su desaparición, pedían su regreso a antena. Tal manifestación de adhesión llevó a la NBC a reconsiderar su decisión, optando por conceder una nueva temporada a la serie. Sin embargo, las cosas no parecieron mejorar excesivamente, con unos índices de audiencia paupérrimos. Así que, en 1969, tres años después de iniciar su andadura, y dejando tras de sí 79 episodios, Star Trek era definitivamente cancelada.

 

Pero la serie, lejos de decir su última palabra, seguiría dando nuevas sorpresas. Así, durante una de las habituales reposiciones en los canales locales de las que eran objeto las series canceladas, se dio el curioso hecho de que Star Trek, no sólo mantenía la audiencia de su primera emisión, sino que poco a poco iba sumando nuevos seguidores, con una popularidad que iba en aumento. Y es que los numerosos seguidores de la serie, que serían conocidos con el apodo de “trekkies”, no sólo seguían ésta con fervor, sino que empezaron a reunirse en convenciones regionales, a organizar "Noches de Star Trek", a pasear disfrazados y a comunicarse en el idioma inventado de los malvados "klingons". Un entretenimiento que ni el propio William Shatner pudo entender jamás. "Todo es cuestión de tomarse las drogas adecuadas", bromeó en cierta ocasión.

 

Convertida hoy en día en todo un fenómeno de masas, durante estos casi cincuenta años que han transcurrido desde aquella primera aparición, Star Trek ha estado bien presente para sus millones de seguidores, no sólo a través de las continuas reposiciones de la serie original, sino también con las varias secuelas de las que ésta fue objeto, así como esas diez películas que se han realizado y a los cientos de novelas publicadas. Y es que, la Enterprise, ya sea a través de la pequeña o la gran pantalla, sigue surcando incansablemente el espacio infinito, transportándonos a los confines del universo, a un lugar donde jamás ha llegado el hombre...

 

 

Episodios programados

 

Balance of terror

Arena

The city on the edge of forever

 

 

 

 

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