Blacklisted: Caza de brujas en Hollywood
Tras la Segunda Guerra Mundial, una parte importante de la sociedad norteamericana empezó a temer que el comunismo se expandiera por EE.UU. La consolidación de los dos bloques durante la guerra fría propició que se iniciara una campaña para eliminar el peligro comunista. El Congreso norteamericano aprobó las Leyes de Seguridad Interna (1950) y de Inmigración y Nacionalidad (1952), que restringían la actividad comunista y prohibían la entrada en el país de comunistas reconocidos.
Como macartismo se conoce a una actitud política interna norteamericana consistente en un anticomunismo absoluto que se concreta en una real persecución de hombres e instituciones declaradas antinorteamericanas por ser "comunistas", confundiendo en muchos casos, a comunistas con liberales o simplemente progresistas. Juicios, pruebas y testimonios en muchos casos falseados, dieron al traste con la carrera de un gran número de americanos inocentes.
Históricamente el macartismo representa la culminación de la guerra fría en la política interna de Estados Unidos y coincide con los años 1950-1954, teniendo al senador republicano Joseph McCarthy (1907-1957) como máximo protagonista y del cual tomará el nombre.
La historia del macartismo coincide con el periodo inmediatamente posterior a la victoria de la revolución china y al estallido de la primera bomba atómica soviética (1949), el mismo de la guerra de Corea. Es el momento de más exasperado anticomunismo de la segunda posguerra, que da lugar a una serie de "purgas" políticas en todo nivel y en todos los campos -pero sobre todo en el intelectual-, en un clima de cacería de brujas más intenso que la más dura lucha interna al comunismo de otros periodos.
Líder político y moral de este movimiento fue el senador McCarthy, que le dio una plataforma teórica al formular la tesis de que las derrotas norteamericanas en política exterior sólo podían explicarse por la infiltración en el aparato estatal de espías y agitadores comunistas y de sus simpatizantes, que sistemáticamente saboteaban su operación para lograr la victoria de la Unión Soviética. En consecuencia, el prerrequisito de toda maniobra de política exterior era una dura cruzada contra la conspiración interna. La victoria republicana en las elecciones presidenciales y congresistas de 1952 llevó a McCarthy a la presidencia del poderoso Comité de Actividades Antiamericanas, que le permitió dar vida durante todo el año 1953 a una serie de investigaciones sobre el comportamiento de empleados de entidades públicas.
El tristemente célebre senador porWisconsin, Joseph McCarthy
Uno de los blancos de la inquisición política fue el mundo del cine, entre otras razones porque la audiencia a directores y actores famosos proporcionó a los miembros del Comité una extraordinaria publicidad. Convocados a declarar 41 sospechosos, 19 de ellos se negaron a comparecer, juzgando la actuación indagatoria contraria a la Constitución, entre otros el escritor Alvah Bessie, el guionista Dalton Trumbo, el director Edward Dmytryk. En apoyo de los que fueron calificados despectivamente de «testigos inamistosos» se movilizó el denominado Comité de la Primera Enmienda, que integró a cerca de 500 profesionales del cine. En esa circunstancia defendieron la libertad figuras famosas, como Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Gregory Peck, Katherine Hepburn, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Gene Kelly, John Huston. Entre los que colaboraron con el Comité y denunciaron a otros cineastas, pronunciando además discursos patrióticos de tono anticomunista, comparecieron Gary Cooper, Ronald Reagan, Robert Taylor. En la lucha entre el Comité de Actividades Antiamericanas y el Comité de la Primera Enmienda, la posición de la industria del cine, con la negativa de trabajo a los sospechosos, decantó la balanza produciendo deserciones en las filas de los defensores de la libertad; fue el caso de Humphrey Bogart, que se dio de baja de su Comité, y el del director Dmytryk, quien tras ser condenado a seis meses de cárcel decidió, ya en prisión, confesar su militancia comunista y su arrepentimiento, proporcionando una lista de 26 correligionarios de partido. Con esta claudicación pública salió en libertad y encontró trabajo inmediatamente.
Entre las víctimas de la histeria anticomunista hay que recordar a Charles Chaplin. Su confesión de que nunca había sido comunista ni había pertenecido a ningún partido no impidió que supiera que sería llamado a declarar. Decidió no regresar a Estados Unidos y fijó su residencia en Suiza. Muchos profesores universitarios se encontraron en dificultades o sin trabajo. Y algunos escritores figuraron entre las filas de sospechosos de antiamericanismo. El alemán Bertold Brecht se vio obligado a atender las solicitudes del Comité, por su carácter de extranjero, aunque no por ello abandonó su apoyo al Comité de la Primera Enmienda. El genial guionista Dalton Trumbo no pudo firmar con su nombre algún filme excepcional; sólo en 1960 se supo que era el responsable del guión de Éxodo y Espartaco. El novelista Dashiel Hammet, autor de novelas negras, entre la que destaca El halcón maltés, se negó a testimoniar y fue condenado por desacato. Tras cinco meses en prisión, fue puesto en libertad por su penoso estado de salud. En este periodo, en una de las patrias de la libertad, fue precisamente la libertad la que se vio en peligro.
Fuente: http://goo.gl/UNwN2c
Películas programadas
Force of evil (1948)
The Hollywood Ten (1950)
Pánico en las calles (1950)
Noche en la ciudad (1950)
Sólo ante el peligro (1952)
La sal de la tierra (1954)
El puente sobre el río Kwai (1957)
Un rey en Nueva York (1957)
Éxodo (1960)
Accidente (1967)
Cowboy de medianoche (1969)
MASH (1970)
La tapadera (1976)
Buenas noches, y buena suerte (2005)
Trumbo. La lista negra de Hollywood (2015)
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