el cine de mi casa

Éric Rohmer:

Seis cuentos morales

 

El cine de Éric Rohmer es esencialmente pautado, minuciosamente disciplinado. Lo fue en su temática y en su intención de ordenar su filmografía episódicamente a través de sus célebres series cinematográficas. En ellas, algunas de tamaña longitud que incluso aglutinan hasta seis títulos, se encuadra buena parte de la obra imprescindible de uno de los padres espirituales de la generación Cahiers.

 

Rohmer, ejemplo de independencia creativa mucho más auténtico que pregonado, siempre consiguió filmar la cinta que deseaba e incluso permitirse el lujo de organizar, como apuntábamos, su obra de modo aprehensible para la historia del cine. Así, por respeto al metodismo, parece apropiado acercarse a este singular cineasta en aquel orden lógico que tanto se afanó en construir. Se antoja pues académico escuchar en primer lugar sus “Seis Cuentos Morales”, punto de partida de una longeva carrera ampliamente trufada de constantes, giros y auto-referencias. Un recorrido tan estudiado que hasta sus excepciones parecen planeadas.

 

Así pues, y dentro ya de la problemática referente a los Cuentos Morales, encontramos en ellos un juego constante en el imaginario de Rohmer: la elección y el azar en prodigiosa mixtura, la casualidad y su causalidad como irónico motor de un cine tan ampliamente planificado. El realizador francés fue tan insistente en su palabra, en su mensaje, que incluso se permitió mantener el mismo cuerpo durante las seis fábulas que componen uno de los grandes tratados cinematográficos que Europa nos ha legado.

 

En este sentido, Rohmer, para el sexteto que nos ocupa, parte de inicio con una estructura similar e idénticas intenciones: charlar sobre la influencia de la moralidad en las decisiones personales y reflejar de modo decidido la poderosa ascendencia de la diosa fortuna en todo ello. Será desgranando las pequeñas diferencias entre un cuento y otro cuando se desvele el misterio de Rohmer, el secreto de la sutileza narrada en primera persona y la finura en el subrayado a través del comentario, evidencia de la intención del cineasta por mostrar la relación de uno consigo mismo y el modo en que cada cual juzga sus propios actos desde cierta distancia.

 

Por supuesto, y en consonancia con buena parte del resto de sus largometrajes, aquí las encrucijadas individuales planteadas tendrán que ver en buena parte con el amor, el deseo o la fidelidad, enfrentando a todos sus personajes principales a la disyuntiva. Sin embargo, en los Cuentos Morales, la infidelidad acapara la mente y nunca se alcanza de modo completo y tangible. Como inciso convendría aclarar que Rohmer amplía el concepto de dicha infidelidad, dando mayor énfasis a no traicionar las convicciones morales propias que a la deslealtad hacia la pareja entendida desde un punto de vista romántico

 

Asumida la reiteración en la forma, no cabe pues la sorpresa en este serial puramente Rohmer: la sencillez de la puesta en escena, la siempre conveniente fotografía de Néstor Almendros y la brillantez en la paradójica trascendencia de unos diálogos aparentemente banales. Por contra, tampoco hay espacio para la mediocridad. La lucidez inunda unos filmes de intelectualidad e inteligencia narrativa próxima a la literatura.

 

De hecho, concebidos inicialmente como novela, Rohmer supo dar una visión diferente y enriquecedora a sus Seis Cuentos Morales a través de las posibilidades cinematográficas, variando para siempre su trayectoria artística y buena parte del desarrollo posterior del cine, un arte que encontró en Éric Rohmer un modo de pensar y hacer pensar atípico y sugestivo.

 

 

Error Humano

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Películas programadas

 

La Panadera de Monceau (1963)

La Carrera de Suzanne (1963)

La Coleccionista (1967)

Mi Noche con Maud (1969)

La Rodilla de Clara (1970)

El Amor Después del Mediodía (1972)

 

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