Luis Buñuel

Películas

 

LA VÍA LÁCTEA

(Luis Buñuel, 1969).

 

Pierre y Jean son dos vagabundos que deciden hacer el Camino de Santiago de Compostela con el objetivo de ganar algo de dinero. Durante su periplo rumbo a la capital gallega, los dos peregrinos se encuentran con toda una serie de personajes y situaciones que encarnan las principales herejías del catolicismo.

 

“La idea de una película sobre las herejías de la religión cristiana se remontaba a la lectura, poco después de mi llegada a México, de la enciclopédica obra de Menéndez Pelayo Historia de los heterodoxos españoles. Esta lectura me enseñó muchas cosas que yo ignoraba, en particular sobre los martirios de los herejes, convencidos de su verdad tanto, si no más, que los cristianos.

 

Todo lo que se ve y se oye en la película descansa sobre documentos auténticos.

 

Comenzamos con un largo trabajo de investigación presidido por el Diccionario de las herejías, del abate Pluquet, y luego escribimos la primera versión durante el otoño de 1967 en el parador de Cazorla, en España, en la provincia de Jaén.

 

[Serge] Silberman aceptó el proyecto, lo que nos pareció sorprendente, y terminamos el guión en San José Purúa en febrero-marzo de 1968. Amenazada durante breve tiempo por las barricadas de mayo de 1968, la película fue rodada en París y en la región parisiense a lo largo del verano. Paul Frankeur y Laurent Terzieff encarnan a los dos peregrinos que, en nuestros días, se dirigen a pie a Santiago de Compostela y que en el transcurso de su viaje, liberados del tiempo y del espacio, encuentran a toda una serie de personajes que ilustran nuestras principales herejías. La Vía Láctea, de la que parece que formamos parte, se llamaba en otro tiempo «el camino de Santiago», pues señalaba la dirección de España a los peregrinos procedentes de toda Europa del norte. De ahí el título.

 

Pese a la dificultad y a la rareza del tema, la película, gracias a la prensa y a los esfuerzos de Silberman, sin discusión el mejor promotor de cine que conozco, obtuvo un éxito público muy honorable. Como Nazarín, suscitó reacciones muy contradictorias. Carlos Fuentes veía en ella una película combativa, antirreligiosa, mientras que Julio Cortázar llegó a decir que la película le parecía pagada por el Vaticano". (Luis Buñuel, Mi último suspiro).

 

 

EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESÍA

(Luis Buñuel, 1972).

 

Cuatro burgueses acuden a la casa de una pareja que les ha invitado a cenar, pero la anfitriona les comunica que han llegado un día antes de la cita. Uno de los invitados sugiere ir a un restaurante que conoce, pero cuando el grupo llega al local descubre que el dueño ha muerto y que su cuerpo está en una habitación contigua. Aquí empieza la frustrante búsqueda de un lugar donde poder cenar, en la que los protagonistas toparán con el ejército, la policía y numerosas situaciones surrealistas.

 

Luis Buñuel obtuvo en 1973 el Oscar a la mejor película extranjera por esta delirante sátira de los hábitos burgueses en la que se mezclan comedia, drama y fantasía. Rodado en la recta final de la carrera de Buñuel, el filme cuenta con un competente reparto en el que destaca especialmente Fernando Rey, un habitual de la obra del cineasta aragonés, que aquí desarrolla un divertido papel de embajador de una república bananera. (ABC).

 

 

EL FANTASMA DE LA LIBERTAD (Luis Buñuel, 1974).

 

Una serie de viñetas entrelazadas por un personaje o una situación que conecta una historia con la siguiente, como la de unos soldados franceses que visitan la Catedral de Toledo durante la invasión napoleónica o en una escuela de policías, un gendarme dicta una lección sobre las distintas costumbres antropológicas.

 

“La película, muy ambiciosa, difícil de escribir y de realizar, me pareció un poco frustrante. Inevitablemente, ciertos episodios predominaban sobre otros. Pero, de todos modos, sigue siendo una de las películas mías que prefiero. Encuentro interesante el argumento. (…) Pensando ahora en ello, me parece que La vía láctea, El discreto encanto de la burguesía y El fantasma de la libertad, que nacieron de tres guiones originales, forman una especie de trilogía, o mejor, de tríptico, como en la Edad Media. Los mismos temas, a veces incluso las mismas frases, se encuentran presentes en las tres películas. Hablan de la búsqueda de la verdad, que es preciso huir en cuanto cree uno haberla encontrado, del implacable ritual social. Hablan de la búsqueda indispensable, de la moral personal, del misterio que es necesario respetar”. (Luis Buñuel, Mi último suspiro).

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